Saltar al contenido

III Semana Profesional del Arte – Oviedo

Por tercer año consecutivo tiene lugar en estos momentos, desde el pasado día 1 y hasta el próximo 11 de junio, la III Semana profesional del Arte, coordinada por la gestora cultural Marta Fermín. En ella se solapan dos asuntos de suma importancia: la ubicación, ya que el núcleo principal es el recinto industrial fuera de uso de la antigua Fábrica de Armas de La Vega, en vías de negociación para futuro uso y en vías, también, de ruina paulatina dado que hasta que comenzaron las actividades culturales abiertas al público con los Premios Princesa de Asturias seguidos de actividades como la presente, no se podía acceder al interior por mucho interés que tuvieras en ello muy en particular ni para su catalogación entre los bienes de interés cultural que el equipo universitario, en el que tomé parte ya por los años 80, debía registrar. 

La visión de este espacio como diana de especulación urbanística no ha cesado y en la actualidad, a mi entender, o se llega a alguna clase de compromiso de usos que excluya torres de viviendas y autopista por el medio, o la ruina inminente y paulatina lo reducirá a un codiciado “solar” para especular.

Pero bien es sabido que del no uso se sigue la destrucción. Por eso y por más razones, aplaudo, con la visión profesional que puedo tener en trabajos patrimoniales de inmuebles, y en historia del arte general y contemporáneo y nuevos medios del mismo, la conjunción de ambos elementos. Por lo que se refiere al público, sería comprensible que el mayor atractivo inicial pueda residir en la posibilidad de visitar el recinto antes “ciudad prohibida” al ciudadano. Y también es comprensible si se da cierto despiste ante los contenidos expuestos en la muestra. Esfuerzos para abrirse hay muchos e interesantes y aunque la visita que hicimos era un sábado por la mañana, había numeroso público que iba aumentando con las horas.

Vamos por partes.

Una de las señas del arte actual es su variabilidad, la capacidad de estar abierto a conceptos, herramientas y discursos variados, de los que destacan el criticismo social y medioambiental y en términos más subjetivos, el lirismo y las evocaciones personales, muy como el género epistolar en escritura, en los que abundan mujeres y personas con enfoques sensitivos que buscan insertar su memoria y propósitos personales en las trayectorias tortuosas del mundo actual, o sea, entender en dónde nos ubicamos. Esta marca está presente en el conjunto, sin dudar.

En la III Semana Profesional del Arte encuentro que destaca a primer golpe de vista, una intención de crear de manera específica instalaciones y obras que resaltan el importante conjunto monumental fabril y en vías de destrucción, lo cual me parece un acierto pues denunciar los males lleva a poder atajarlos. 

En la primera nave hay una gran instalación de Pablo Maojo de tubos agrupados de manera que hace pensar en un espacio ruinoso que necesita apuntalarse con diversos artilugios compositivos. Hay hasta una identidad entre continente y contenido que sugiere la permanencia inmemorial de las obras en aquel espacio. Dada la tradición maderera del artista y su trabajo en tubos, además, su aspecto me ha sugerido que se trata de bambú de diámetro grueso con apariencia metálica por su pintura exterior.

La convivencia y secuencia de motivos centrales hace que se puedan interpretar diversos ejes temáticos además del citado de la ruina progresiva del conjunto fabril: la destrucción de la naturaleza, en Vanessa Ardura, manifiesta en los árboles quemados traídos de los bosques de Asturias en su reciente incineración con el título “Pulvis es” (eres polvo)  y en las alusiones gigantescas e invertidas de árboles y humanidad de Amparo Sard, potente grito contra los espacios infra urbanos degradados de la India a los que se refieren el texto y en la parte visual en el reciclado. Hay una continuidad conceptual en la instalación de carpas de campaña con aire provisional flanqueadas por militares dispuestos a disparar, obra de los alumnos de la Escuela de Arte de Oviedo en un magma común, de la guerra cruenta (las guerras, Ucrania y otras que no acaban y se sumergen como las lagunas del Guadiana) hoy presentes en nuestra memoria. También evocan las ciudades miseria de reciclado, en África y en la India, en Suramérica y seguro que en otros frentes más “occidentalizados”. Asunto bélico que  se solapa con la composición de Gil Morán, el gran cuadro pancarta sobre “Mil disparos” realizado de modo expresionista que enlaza con las tradiciones de los carteles ideologizados, comenzando por el cartelismo soviético de inicios del siglo XX, guiño completado en el uso de caracteres en cirílico para titular “Democracia” escrito con sangre y alusiones al valor del vacío encabezado por Lucio Fontana. Con ello expresa su repulsa contra los objetos de su anterior uso fabril.

La naturaleza y lo mítico están presentes en la instalación sonora de Mikha-EZ y Cova del Campo “Un ser extraño vive ahí” que recoge mediante artilugios cerámicos e imágenes los sonidos telúricos de los Bufones de Pría en el Oriente de Asturias. Alba Escayo con “Alta Mar” instala una pieza mixta usando texturas, pigmentos, redes, al evocar el medio marítimo tan importante en nuestra historia y de polisémica actualidad. “Filtrar un mar” de Elisa Cuesta producida por la Factoría Cultural de Avilés, con una inclinación más conceptual, reflexiona sobre la producción del sistema económico entre los excedentes, la escasez y el mar como medio vehicular y sumidero de toxicidades. La pieza visual de Javier Riera que abrió la noche del 1 de junio el conjunto del evento, “Open Night”, consiste en intervenciones directas sobre la vegetación y el paisaje mediante proyecciones de luz con variantes geometrizadas, tras registro fotográfico y manipulación sin ordenador, próximo a líneas del “land art”. Si se visita fuera de horario previsto, te privas del visionado de tan importante obra, como es nuestro caso. 

El respeto y cariño a los artistas con tradición local se palpa en la obra “Nexos”, de Kiko Urrusti, y el homenaje a la saga Urrusti en sus “Cien años de tradición escultórica en Oviedo”, realizada y también instalada de modo específico para el lugar, ya cerca del final del recinto según se supera la cerrada Escuela de Aprendices y cercana al barrio de La Tenderina, obra evocada también mediante pequeñas piezas entre los asientos del espacio para conferencias y eventos de la Nave 3. Su padre Antonio y su abuelo Rafael, con obras suyas de forja en algunos espacios céntricos de Oviedo. El Homenaje es el formato en que se ofrece la obra, lo mismo que el segundo evento coordinado por Juan Falcón, sobrino del desaparecido artista Juan Falcón en el trabajo “Falcon’s walk”,  recreación visual hipotética de un día de su vida,  resultado de una investigación sobre el artista ovetense que cerrará con una exposición comisariada por los alumnos de Master de Estudios Avanzados en Historia del Arte, de la Universidad de Oviedo, con el título “Juan Falcón: pasado, presente continuo”, proyecto que recoge itinerarios y señales visuales informáticas en lugares con los que tuvo relación este artista callejero y bohemio.

La cerámica, la mengua de las técnicas artesanales y sus enseñanzas en trance de desaparición se  manifiesta en la obra de Nuria Pozas “La belleza de lo efímero”, piezas en gres destinadas a su destrucción performativa al final de la exposición, así como en el espacio generado a modo de burbuja que alberga piezas de vidrio moderno, enlazando con la incorporación de este material en la anterior edición a cargo de la escuela de La Granja de San Ildefonso.

El intimismo pero también el papel genérico de las mujeres se muestra fuerte en la instalación de Carmen Castillo “Las mujeres que somos”, esculturas enraizadas en la tierra como tótems femeninos con diferentes técnicas, enlazando lo liviano y lo pesado. El conjunto de la obra de Patu Inclán de la Galería Arancha Osoro muestra un mundo de evocación de antiguos miedos y actuales interrogantes con base en figuras de animales que interactúan como interrogante consigo misma y rostros de jovencita realizados con una concienzuda técnica pictórica.

Esta integración de lo formalmente diverso es la nota dominante del conjunto de Dos Ajolotes Espacio de Arte, bajo el lema “Cómo acercar el arte contemporáneo al público”. En su original instalación culmina la idea del arte inaccesible y a la vez, en lugares propios para su ocultación y desmerecimiento. Una muestra colectiva con el sello instalador del galerista Pedro García, que busca propiciar una situación opuesta bien desde el teléfono móvil para molestar si se quiere e interactuar, la bañera de aguas rojas tan retratada y el bosque de delgadas columnas de metal en las que culminan pequeñas y preciosas piezas esculpidas, cerámicas, dibujos y otros. Incluso como contrapunto, los viejos sofás de peso y uso contemplativo. Su nómina de artistas internacionales y españoles es muy variada y sugerente.

El diseño en diversas modalidades campea en los autores invitados de Chequia: Alessandra Svatek,  que trabaja sobre la multiplicidad de verdades / mentiras en que vivimos en búsqueda de “una visión clara en una dimensión sucia”. Y Matej Hrbek con su “Templo de los elementos”, que  maneja tres ámbitos entrecruzados:  “Visualización de grandes acontecimientos en el paisaje, construcción de objetos pseudoreligiosos y creación de criaturas mágicas”. Así como en nuestros Teresa Patiño y Pablo de Lillo, cuya aportación en una pequeña habitación de la nave 2 bajo el lema “Sway through the crowd to an empty space» (deslizarse entre la multitud a un espacio vacío), texto referido a un tema de David Bowie, parte de la fascinación del diseño soviético mediante imágenes de la agencia espacial , realizando intervenciones sobre satélites rusos y diseño de interiores, creando una pieza cercana pero lejana, inquietante.

Los espacios complementarios cobran un papel importante, pues a modo de bienal de arte, Marta Fermín y su equipo juegan con otros lugares emblemáticos: el Colegio de Arquitectos de Asturias, que inaugura este día 5 la muestra “Nada que no sea bello” con un conjunto de artistas invitados que realizan “un panorama internacional de la ilustración sobre arquitectura”. El Museo de Bellas Artes de Asturias, con la instalación en su jardín de “Ofrenda floral”, obra de Federico Granell consistente en un gran puño blanco con flores, como objeto de regalo para el museo y la ciudad. El Colegio de Abogados de Asturias, con obra de Anej Nuhanovic, bosnio radicado en Estados Unidos que conoce el desarraigo y la condición de refugiado de guerra. Además, la Actividad ofrece cuatro performances: “Apóstalas“ y “Hacer camino“, por Verónica Ruth Frías. “Yo (soy el) Arte”, de Jose López Rubio, que incluye manifestación reivindicativa del estatuto del artista, y “Lo Efímero”, con Cris Puertas.

Se ofrece también un importante número de encuentros con artistas, conferencias y talleres de artistas para iniciar al público interesado de diversas edades (Toño Velasco, Sandra Santamarina, Izar Gayo y Nuria Pozas), visitas guiadas, y la invitación al artista Miquel Barceló para un diálogo sobre arte con Alfonso Palacio, director del Museo de Bellas Artes de Asturias, en el Teatro Filarmónica el próximo día 10. Una conferencia del teórico Fernando Castro Flórez sobre “Deshumanización y elitismo del arte contemporáneo”, en la Fábrica de Armas, será el cierre previsto para el día 11 de junio.

Una iniciativa en conjunto que saludamos con esperanza de su continuidad y enriquecimiento, pues cuenta con un presupuesto exiguo muy bien distribuido. Que se invierta en estos espacios, en estas y otras iniciativas y no se desperdicie la inmensa oportunidad de unos ámbitos no menos inmensos que pueden en el futuro -y desde ya- dar juego a importantes actividades del arte y la investigación, caldo de cultivo para una sociedad más justa, más preparada y vital, más inclusiva y que se respete a sí misma. Enhorabuena Marta Fermín y equipo, una vez más, con nuestros votos por su continuidad.

Fotos: Julia Barroso Villar, Abdullah Nasser Bagnaf

Deja una respuesta