El pasado sábado 20 de mayo tuvo lugar en el espacio de arte de la Llibrería La Llocura, de Mieres, la presentación de la exposición pictórica del artista Mamadou Lamine Barry. Fue precedida de una charla del mismo, con traducción simultánea del francés y asistencia de abundante público.
El joven artista de Mali relató de manera sustancial y con el gusto de la tradición narrativa de su entorno, las vicisitudes tremendas que tuvo que soportar junto con otras personas a manos del fundamentalismo islámico que se adueñó del país. Su pintura procede de la tradición profunda del Sahel donde, con la base legendaria del hallazgo de pigmentos y motivos icónicos por una mujer en época ancestral, se practican técnicas en las que abundan el ocre, el blanco y el negro, pintando sobre algodón, que ha pasado a su importante legado textil. De ahí a la pintura. Este artista de una de las 14 tribus de Mali fue conminado a abandonar su trabajo tanto en las imágenes como en las técnicas por considerarse anti islámicas.
En este país destrozado en manos de militares tras derrocar cualquier gobierno legítimo, hoy desestructurado en manos de grupos armados militares y paramilitares, el artista padeció dos secuestros diferenciados: uno primero a mano armada por no abandonar su arte, cautiverio del que salió gracias a su tribu al comprar su libertad. Y uno segundo a manos del engaño de una persona “piadosa” que tras ofrecerle documentos y una salida del país, lo vuelve a retener encerrado en pésimas condiciones junto con otros artistas para que produjeran obras de arte, cortar piedras y otras labores especializadas. De este segundo encierro se escapó huyendo al monte y tras la ayuda de otra mujer con su vehículo, logra marchar del país vía Francia y finalmente se encuentra en Asturias con la ayuda de la ONG Asturias Acoge. Hoy trabaja en la madera y pinta si tiene ocasión.
La obra anterior que tenía fue quemada, sus familiares represaliados, un sinfín de odiseas que nos remiten a las agresiones de los peores tiempos de una humanidad prehistórica en la que la vida no vale nada. De la obra que presenta nos explicó que se basa en las enseñanzas que pudo adquirir en Bamako en la Escuela de Bellas Artes, donde se les dio a conocer la obra de figuras internacionales de las vanguardias como Picasso, Dalí y algunos otros. La pintura presente en la sala está hecha con la dificultad de carecer de sus técnicas tradicionales, pues los pigmentos de nuestra flora y la de Mali son muy diferentes. Para él, lograr mantener esa técnica es un principio de lealtad a sí mismo y a su origen, que se pretende borrar en su país. Por otro lado, los óleos y acrílicos tienen un precio muy elevado para sus posibilidades.
Los temas oscilan entre recreaciones de retrato y escenas de antiguas costumbres. La mujer joven que mostraba tranquilamente sus senos hasta los 18 años y que ha desaparecido cubierta por tupidos velos, está entre sus argumentos. La evocación de la presencia del gran músico del blues del Níger, probable origen del blues americano proyectado al mundo pocas décadas atrás por Alí Farka Touré con el apoyo de Ry Cooder y otros músicos, está en otra de sus obras. El denso estrato de las tablas de la ley ocupa una parte importante del tema de la escuela, condicionada completamente por ese “nuevo orden”. La fusión de paisajes, Mali / Asturias mediante símbolos como el cuervo y otros detalles, habla de esta transición que está viviendo. Y el hecho de mostrarlo y hablarlo, su contribución al intento de que no se pierdan sus tradiciones y se sepa lo que allí ocurre.
Este evento se iba a ampliar al dia siguiente con un taller organizado por la ONG citada, con parecido objetivo. Tuvimos la ocasión de charlar con el artista y emociona su sencillez y firmeza. Un gran valor que Eva y Miguel, de La Llocura, han puesto a la vista de quien lo quiera comprobar y a quienes agradezco su esfuerzo y el hecho de invitarnos al evento.
Fotografías: Abdullah Nasser Bagnaf
A continuación puedes ver el video de la charla: