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Marcelo Chiriboga: una cuestión de identidad (exposición)
14 junio /Hora: 19:00 - 20:30
FreeLa literatura ecuatoriana no contaba con ninguna figura dentro del grupo del llamado boom latinoamericano, hasta que el chileno José Donoso y el mexicano Carlos Fuentes incluyeran a un casi desconocido y enigmático Marcelo Chiriboga, que aparece primeramente como personaje en «El Jardín de Al Lado» de Donoso (y también luego en su «Donde van a morir los elefantes»), y posteriormente en «Cristobal Nonato» y «Diana o la cazadora solitaria», del mexicano Fuentes, en «Sudor», del chileno Alberto Fuguet, «El Asesinato de Laura Olivo», del peruano Jorge Eduardo Benavides o en «Las segundas criaturas» del también ecuatoriano Diego Cornejo Mechano. Sin embargo, todas estas apariciones ficcionales, que han dotado a su figura de una inconsistente inexistencia, no pueden borrar su accidentada biografía y su luminosa y rotunda obra literaria.
Autor de cinco novelas, una de ellas sin publicar, la biografía de Marcelo Chiriboga no sólo no es igual de precisa que su bibliografía, si no que, por contra, resulta bastante neblinosa. Nace en 1933 en los andes ecuatorianos (con dudas sobre si en Cuenca o en Riobamba). La guerra con el Perú en 1941, que se cobró la vida de su hermano Antonio y con profundos efectos sobre la juventud del país, marcaría buena parte de la vida y obra de Chiriboga, y en concreto de la que es considerada su obra más importante «La línea imaginaria» (1969). Previamente había publicado un volumen de relatos, «Jardín de Piedra» (1963) con el que ganó el premio Casa de las Américas. Trabajó en diferentes secciones del diario chileno El Comercio y comenzó a publicar textos propios bajo el pseudónimo «Pepito Donaire». En 1962, en plena rebeldía contra el sistema y entre cuestionamientos sobre la nulidad del «Protocolo de Río de Janeiro» (por el que el Ecuador, en 1942 firmaba bajo presión militar la cesión de la mitad de su territorio al Perú) organiza la primera guerrilla del Ecuador (Guerrilla del Toachi), sobre la que escribiría en su «Diario de un infiltrado» (1973) ya una vez exiliado en Berlín, donde se casó con una actriz de cine (Remil Lowenberg para unos, Adèle de Lusignan para otros) con quien tuvo una hija, Sofía, en 1975 y de la que se separó tras el nacimiento de ésta. En 1978 publicaba «La caja sin secreto», su tercera novela, que le llevaría a ser considerado para el Premio Cervantes en 1979, pero que el ecuatoriano rechazó por considerarlo fatídico para su obra, aunque sí aceptó el título de Caballero de las Artes y de las Letras que le otorgaría el gobierno francés.
A partir de ese momento, la biografía de Chiriboga se hace difusa. Tras dos décadas de exilio, volvió al Ecuador. Según algunos, se encerró en casa hasta su supuesto fallecimiento en 1990 e inhumación en su hacienda familiar al pie de un magnolio, algo que, de haber sucedido realmente, pasó totalmente desapercibido en su país. Sin embargo, otras pistas le sitúan de vuelta nuevamente a Europa, donde escribiría «La caja secreta», que no llegaría a publicar. Esas fuentes le sitúan falleciendo en París en 1996 a causa de un cáncer hepático, si bien, esta segunda muerte no parece ser la última.
El también escritor ecuatoriano Jorge Martillo recoge en su libro Crónicas de Guayaquil profundo un breve encuentro con Marcelo Chiriboga ocurrido en Barcelona, concretamente en la estación de metro de Gorg y que sitúa en 2002.
Encontré al maestro desastrado, casi al borde de la indigencia, sentado contra la pared y a su alrededor, desparramados un montón de cuadros absurdos que malvendía por unos euros. No pudo o no quiso, creo que más bien esto último, reconocerme; aun así me senté a su lado y preguntándole cómo el autor de “La línea imaginaria” había llegado a esto, me dijo que por culpa de ese par de hijos puta. Le pregunté a quiénes se refería y gritando dijo: El gran hijo de puta de Donoso y el otro gran hijo de puta de Fuentes. Luego, más como auto consuelo, añadió: ya ve, ahora pinto como si no hubiera un país. Le compré un par de cuadros que tiré en la papelera más cercana. No volví a saber del maestro, ni si quiera creo que fuera él o, al menos, ya era otro, otro desquiciado, otra víctima de este cruel país.
Esta última noticia condujo a Victoria Salinas, nieta del escritor, a reunir buena parte de esos cuadros, y por diversas razones, a contactar con Postigo Abierto a través del artista y galerista Pedro García, con quien hemos decidido mostrar esta producción plástica que conformará la exposición «Marcelo Chiriboga: una cuestión de identidad» en la galería «Dos Ajolotes Espacio de Arte» de Oviedo, comisariada por la propia Victoria Salinas. En Postigo Abierto sentimos auténtica devoción por la literatura de Chiriboga, por lo que hemos considerado relevantes todos estos hechos, en los que cabe la especulación de que, muy anciano, Chiriboga aún pueda continuar vivo pero totalmente apartado del mundo.
La entrada, como es usual en las galerías de Arte, es libre y gratuita. La inauguración se realizará el viernes 14 de junio de 2024 a las 19:00. Horario habitual de exposición: lunes a viernes 17:30 a 20:30